Bajo el título de «elegida»
o «distinguida señora», está personificada una comunidad cristiana. La carta
repite frases de la primera y presenta afinidades con el Evangelio de Juan.
Su único rasgo
peculiar es el peligro que amenaza a la comunidad de parte de ciertos predicadores
«avanzados» (9), que niegan que Jesús hombre sea el Mesías enviado por Dios (7)
y descuidan la práctica del amor mutuo (5-6), rompiendo así su relación con
Dios (9). El autor prohíbe todo trato con tales impostores (10-11). Se trata, sin
duda, de individuos pertenecientes a los círculos que combaten la primera carta.
El autor, «el anciano»
("presbítero"), como él mismo se titula, es, sin duda, el mismo de la primera
carta.
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